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Balística

La ciencia que estudia los proyectiles y armas de fuego se define como balística y se puede dividir en tres categorías distintas: interna, externa y terminal. La balística interna trata de lo que ocurre en un espacio de tiempo de aproximadamente 2 milisegundos, desde el impacto del gatillo hasta la salida de la bala o carga de disparo por el extremo de la boca del cañón. La balística externa trata del vuelo de la bala o carga de disparo tras salir del cañón. La balística terminal trata de lo que sucede cuando la bala o carga de disparo golpea su objetivo. 

Cuando se utilicen armas de fuego para sacrificar animales a corta distancia, la disciplina más relevante es la balística terminal. Durante el breve periodo de  interacción entre un proyectil y su objetivo, el proyectil atravesará cierto grado de distorsión o desintegración y el objetivo se verá perforado y por tanto dañado. La cantidad de distorsión y daño consiguiente depende de la masa del proyectil, su diseño y construcción, su velocidad de golpeo, el ángulo de incidencia y la naturaleza del objetivo.

Es muy importante apreciar que sea cual sea el arma que se elija para la matanza del animal, dicho arma es solo el medio de disparar. Es el proyectil disparado del arma de fuego lo que mata al animal, o no, según sea el caso. Las balas o las cargas de disparo que se utilizan para la destrucción humanitaria deben tener las propiedades que les permitan transferir suficiente energía para conmocionar al animal al instante, penetrar en el cráneo a un nivel más allá del bulbo raquídeo y deformarse lo suficiente como para destruir buena parte del cerebro, el bulbo raquídeo y la parte superior de la médula espinal. 

Por estos motivos, la munición ideal es aquella que se expande tras el impacto y disipa su energía dentro de la cavidad cerebral. El rendimiento ideal de una bala expansiva se logra cuando la punta de la bala se pela hacia atrás sobre sí misma para dar lugar a la clásica "forma de champiñón" a la profundidad de penetración correcta en la cabeza del animal. Esta expansión se debe lograr sin que la bala se rompa ni sufra un grado inaceptable de pérdida de peso. La bala expandida también debería utilizar su potencial para la destrucción de tejidos en el punto óptimo de penetración, para causar la máxima destrucción en el área interna que contiene el mesencéfalo y el bulbo raquídeo. Sin embargo, al mismo tiempo, la bala no debería penetrar en exceso y causar los consiguientes daños en objetos o personas situados detrás del objetivo.

La munición debe:

  • Conmocionar
  • Penetrar
  • Distorsionarse
  • Destruir

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